viernes, 27 de julio de 2007

FLUCTUACIONES

IMAGEN: LOS ACUCHILLADORES (1875)
GUSTAVE CAILLEBOTTE

FLUCTUACIONES

Converso con ella, la vida, la fortuna. Ella rellena sus vacíos, se sienta y comienza a comprarle intrigas al destino. Comienzo a estudiar sus frases, dicen algo, entonces me relajo, estudio sus sonrisas, conecto con su mirada, no la encuentro, ella no esta conmigo.

Retomo la conversación, aunque prefiero escuchar. Ella habla, mira mis ojos, extiende sus manos, voltea. Pienso: ella nunca se aleja de las convencionalidades femeninas, de esas que yo prefiero evitar, de esas que aborrezco, en mí, en ella, en cualquier otra persona. Yo prefiero pensarte, veo tu cuerpo en la mesa contigua, siento tus vibraciones volátiles, estallan bombillas y comienza a sonar una absurda balada, esa donde se escuchan súplicas, amantes, perdón.

Despierto y digo: de bajas pasiones esta lleno el mundo y su gente. Ella comienza a reír y yo recuerdo que conversamos, que hace tiempo no nos vemos y qué de es tu vida, porque de la mía, poco tengo.

Derecha: tu recuerdo. Delante de mí: ella, hablando, riendo. Yo: a mil horas luz de sus palabras, de sus historias, de sus sonrisas, empeños efímeros por ser infiel. Derecha: tu recuerdo. Yo: haciendo el intento de olvidarte. Ella: ni se entera que conversa con una amiga que poco le importa lo que dice sobre el sexo, la ropa y los carros último modelo.

Vuelvo la cabeza hacia a mi derecha, sigues ahí, no te acercas. Izquierda: tu alterego insinúa que eres mi tormento. Yo: miro los ojos de mi compañera de tertulias. Ella: ya sabe que ha retomado el soliloquio de los jueves por la tarde, me sonríe con media risa, esa donde titila la palabra complicidad. Yo: me levanto, siento la intensidad que me caracteriza y agobia, estoy paralizada, le digo a ella sin hablar. Ella: se encoge de hombros, tuerce sus labios. Tu: te levantas, sonrisa burlesca, hiriente. Volteo hacia mi izquierda, sigo anidando historias, encuentros, sosiegos. Finalmente, manos en los bolsillos, saco unas monedas, las pongo sobre la mesa y continúo navegando en los segundos vacios de tu ausencia y mi fluctuación.



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