http://www.youtube.com/watch?v=ptr_lrJNNb0&feature=related (VER VÍDEO ANTES DE LEER).
Una vez visto el vídeo:
Es increíble ver cómo en el presente las guerras parecieran estar diseñadas para la destrucción irreparable del sistema cultural de la sociedad vapuleada. Vemos como se acometen cruentas guerras en contra de civiles sin importar edades, somos testigo de las consecuencias irreparables y pareciera que cada vez hay más regiones en el mundo, comunidades o sociedades, con sistemas emocionales y psicológicos destruidos, sin identidad, desplazados e incapaces de sobrevivir con dignidad en un mundo tan competitivo como el actual.
A partir de un proceso de guerra asimétrica y la reconstrucción social posterior, encontramos entonces realidades que son casi imposibles de volver a establecer. Como las guerras hoy en día buscan la destrucción de la identidad, la destrucción étnica del enemigo, es difícil entonces que dicha población que ha sido sometida a largos procesos de continua violencia bélica pueda encontrar paz y reestablecimiento en un ambiente devastado, donde la infraestructura de las instituciones que pudieran coadyuvar en el encontrar nuevamente la identidad, espacios como escuelas, hospitales, centros recreativos y de asistencia social también han sido destrozados, es mucho más complejo el poder ofrecer ayuda pertinente a la comunidad afectada.
Entonces, a partir del vídeo surgen muchas interrogantes. Qué está haciendo la comunidad internacional en términos de influir positivamente en contra de esta violenta realidad en la cual nos encontramos inmersos. Es que acaso tenemos que colindar con esas comunidades afectadas para poder generar acciones que vayan a favor de las sociedades vulnerables. Tenemos que esperar ser nosotros victimas directa o indirectamente de los efectos bélicos para comenzar a manifestarnos de diversas maneras. Un recorrido por los diversos agentes socializadores nos acerca a diversas reproducciones violentas, en la televisión por ejemplo, en el cine, video juegos que de alguna u otra manera apoyan la violencia, obras de teatro, redes sociales, entre muchas otras esferas sociales.
No podría decirse que caminatas a favor de la paz, manifestaciones pacíficas que promulguen la cultura de paz a lo largo del planeta tengan efectos significativos, pero al igual que es indignante ver las imágenes proyectadas, igualmente lo es saberse inmerso en una comunidad global en una “aldea global” que lo es para muchas cosas pero para otras no lo es tanto, que no protesta, que no levanta masivamente sus voces en contra de estas atrocidades que generan y manipulan muy pocas manos.
Pareciera que al acostumbrarnos a estas imágenes, estamos apoyando de manera pasiva los crímenes a los que a diario son sometidos niños a lo largo del mundo, igualmente, al comprar artículos de ninguna necesidad a grandes costos apoyamos indirectamente la explotación de mujeres también a lo largo del mundo. Y mientras tanto, mientras no nos afecte la realidad de “aquellos desfavorecidos” seguimos viviendo mudos, ciegos y sordos. Hasta el día en que conviertan al mundo entero en una eterna trinchera.
miércoles, 23 de noviembre de 2011
sábado, 12 de noviembre de 2011
Murakami. Sauce ciego, mujer dormida

Sauce ciego, mujer dormida de Murakami, ha sido la última buena sorpresa que el 2010 me ha regalado en un tono subjetivo. La relación causa efecto ha puesto entre mis manos un libro que compuesto por veinticuatro maravillosas historias me ha dejado con la satisfacción de haber leído un inolvidable libro.
Veinticuatro cuentos llenos de magia, entramados psicologistas, experiencias surrealistas, enredos oníricos, etcétera. Avión… o cómo hablaba él a solas como si recitara un poema; Hanaley Bai; El hombre de hielo; Somorgujo; son algunos de los títulos que dispone éste inquietante compendio.
Leer a Murakami en Sauce ciego, mujer dormida, es como ir pasando por una serie de líneas maravillosamente estructuradas, creer que en un futuro, equis hipótesis terminará el relato, y de repente, en dos palabras ésta toma un ritmo y una dirección opuesta, definitiva e inédita, de repente, con tres palabras una sensación de escalofrío te recorre el cuerpo y la historia se hace inesperada, sublime, insospechada.
Miedo, desesperanza por llegar al clímax, buen sabor en la boca, sonrisas, movimientos negativos de cabeza, sentimiento de transitoriedad, de vulnerabilidad, y más se experimentan en éstos relatos.
Ha sido sin duda un gran estreno como Murakiana, con ganas de adentrarme en sus profundidades de fantasías, epifanías e incertidumbres. Con ganas de seguir soñando con roces de manos entre inmortales, conversar con un Somorgujo, imaginar un pequeño edificio de cuatro pisos cuando en realidad sus relatos transcurren en enormes y modernos rascacielos, recorrer el interior de estos monstruos arquitectónicos, aspirar un buen té asiático y dormir al ritmo de un piano jazz.
El próximo será Tokio Blues, esperando pueda mantenerme en un letargo, nadando entre letras e imaginando la voz autentica de un Murakami que ha sabido cautivarme.
Caracas, febrero de 2011.
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