jueves, 7 de febrero de 2013



 
Imágen tomada de: http://grupochaski.org

La sociedad de hoy.
Desde las fobias sociales hasta la pluralidad axiológica.
Una mirada fundamentada en la Educación en Valores.
Por: Andrea Freites Hernández

Una realidad social como la actual, convulsionada desde todo punto de vista, testigo de fuertes luchas de poder desde distintos ámbitos y esferas, carente de acciones mediadoras contundentes para el logro de la resolución de conflictos, donde igualmente confluyen diversas realidades que derivan de una manera plural de interpretar la vida, donde coexisten distintas jerarquizaciones de valores muchas veces radicalmente antagónicas, merece ser redimensionada a fondo. Dentro de todo este contexto social, vienen a influir también todas las condiciones que de una realidad globalizada se desprenden, las tecnologías de la Información y la Comunicación que están modificando la manera en cómo los seres humanos se relacionan entre si y, desde el ámbito educativo, el ideal de ser humano que se busca formar, también vendría a estar condicionado por la axiología, entendida desde ese entorno como altamente plural, por lo tanto, se dificulta la posibilidad de llegar a acuerdos con relación a lo que se espera sea el ideal de bondad en los seres humanos.

Dentro de toda esta realidad, es importante sin lugar a dudas, que se replanteen los conceptos más profundos de la axiología; los valores morales. Se considera que los valores, representan estructuras intangibles pero a la vez visibles a partir del comportamiento humano, medibles, en cuanto a significado y observables en cuanto a que se expresan a través del individuo que hace de ellos un estilo de vida.

Un valor es esa cualidad que parte de la ética y la construcción moral colectiva que hace que un individuo se sienta identificado con un determinado grupo social. Un valor permite discernir qué es aquello que está bien y qué cosas deberían evitarse para no caer en transgresiones entre conciudadanos. Los valores son cualidades y virtudes que le permiten a los seres humanos reconocerse entre ellos mismo, mirarse a los ojos y entender con empatía la alteridad, aunque disienta, aunque piense distinto, en tanto, al igual que cualquier otro ser humano tiene dignidad que le es inherente como raza, independientemente de su color de piel, credo, orientación sexual gustos musicales, cinematográficos o políticos.

Los valores deberían entenderse como espacios incoloros, inholoros e insaboros, espacios quizás virtuales, pero a la vez reales, a través de los cuales los seres humanos, reconozcan que con el diálogo –que es un valor que a su vez se expresa a través del acto comunicativo-, se puede llegar a acuerdos y a tomar decisiones que favorezcan a todos por igual y en donde se reconozca que el esfuerzo ulterior es erradicar de la humanidad las más devastadoras prácticas de exterminio y de injusticia social.

Sin embargo, en ese intento de clarificar las distintas definiciones que de valores existen, se plantea también el importante hecho de la pluralidad axiológica, que pudiera representar, una buena oportunidad de cambio o por el contrario, una amenaza para la realidad social que se ha definido como convulsionada. ¿Qué pasa cuando en la estructura social, global, los distintos intereses socio-políticos hacen de una determinada religión una “amenaza” para el mundo entero? ¿Qué pasa cuando los seres humanos en defensa de sus ideales e intereses particulares son capaces de vulnerar la dignidad de otros seres humanos? ¿Qué pasa cuando la vida no es respetada? ¿Bajo cuales parámetros se están rigiendo las poblaciones para determinar la diferencia entre lo bueno y lo malo? El asunto que debe importar es que, aun hoy en día, millones de seres humanos están siendo excluidos a diario de sus derechos que como humanos les son inherentes, el asunto que debe cobrar interés, es el hecho que todavía existen personas o sectores con poder, político, económico y social que subordinan los intereses y puntos de vista de sectores empobrecidos, vulnerables, excluidos; y ahí, es donde se debería poner énfasis. ¿Cómo llegar a un punto de entendimiento cuando las interpretaciones que de un valor moral se ofrecen son radicalmente opuestas?  

Entonces en este punto también es preciso hacer referencia a las tendencias o vertientes que desde la axiología se pueden vislumbrar y que a su vez, permiten precisar y entender el importante aspecto de la pluralidad. Por un lado unos autores abogan por las sensaciones del individuo mientras que otros autores, al contrario destacan la importancia de la razón en el quehacer axiológico, en la búsqueda del esclarecimiento de lo que es bondad en la sociedad. 
Entendiendo a Frondizi (1958), se parte de la idea fundamental que los valores morales entonces, parten de una jerarquización que aun y cuando no esta establecida en un orden rígido, la idea es que siempre que se pretende seguir un orden ético en la vida humana, es importante determinar que definitivamente la búsqueda ulterior redunda en ser seres humanos bondadosos, pues de lo contrario, la intención de encaminar acciones enmarcados en fundamentos, principios y valores, que señalen siempre hacia el respeto de la dignidad de todos los seres humanos, carecerían de sentido, pues si no se pretende alcanzar el bien, sino más bien todo lo contrario, ¿cuál sería entonces el leitmotiv de construir realidades sociales fundamentadas en el respeto ético de la alteridad? Sin embargo, retomando la idea de la pluralidad axiológica, más allá de establecer un orden jerárquico de los valores morales, la premisa es buscar a través de la moralidad el entendimiento entre el Norte y el Sur, entre el Poder y la Vulnerabilidad, entre Oriente y Occidente, entre las Fobias sociales y el Respeto a la diversidad.

Referentes culturales actuales, distintas informaciones por los medios de comunicación masiva y las relaciones interpersonales se basan en el fortalecimiento de estereotipos sociales que influyen definitivamente en la manera en como los seres humanos interactúan. Por ejemplo, recientemente desde la industria del cine, se están ofreciendo dos alternativas cinematográficas que muestran cada una por su parte, un hecho histórico entendido desde una de las partes involucradas en dichos conflictos o situaciones. El caso es que, lamentablemente, el alcance de dichas producciones determina y sesga el punto de vista de la audiencia que por lo general es una audiencia masiva. Es allí donde las relaciones de poder antes mencionadas influyen en la interpretación de la realidad de una manera bastante parcializada. El problema es que, otros sectores de la sociedad, con estructuras morales distintas, no cuentan con las mismas posibilidades de acceder al poder económico, político y social que les permita difundir de manera masiva su punto de vista con relación al hecho o a la circunstancia narrada desde otras esferas.

De esta situación entonces pudiera desprenderse el hecho que pareciera percibirse una situación de ventaja de una moralidad sobre otra, ventaja que se traduce igualmente en exclusión, que deriva por su parte en intolerancia y fobias hacia sectores sociales cuyas voces no son escuchadas, por falta de espacios o porque sencillamente, no hay interés en que realmente sean difundidas. Por otro lado, otro tema que pudiera considerarse un punto de quiebre, lo representan los debates que surgen a partir del concepto del valor de la tolerancia y, es justamente en ese valor donde se pudiera expresar el respeto hacia la pluralidad axiológica. Empero, igualmente en otras realidades sociales, donde las fobias están presentes, se puede vislumbrar vulnerabilidad de la dignidad humana, así como también atentados en contra de la vida, en defensa de ideales que responden a determinados movimientos sociales o ideologías políticas hacia los cuales en teoría también se tienen que tolerar.

Llegado a este punto, es importante plantearse las siguientes interrogantes: ¿cuál es el rol del ciudadano de hoy que hace vida en un contexto plural altamente cambiante? Igualmente entonces, ¿cuál sería el rol de la educación ideal dentro de un mundo plural?

La sociedad actual demanda ciudadanos que sean capaces de comprometerse con la necesidad de transformar la estructura social que ha estado caracterizada por ser una estructura exclusiva, desigual, donde no todas las personas han estado gozando los mismos privilegios y que, a pesar de la existencia de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, en la actualidad, muchas personas están siendo vulneradas. Por ello la formación debe apuntar hacia la formación del alma y no exclusivamente de la razón, el ser humano actual debe reconocer que solo a través de sus acciones corresponsables, las estructuras sociales pudieran transformarse en sistemas mucho más compasivos y justos. Por ello, más allá del cumplimiento o no de una norma, el ser humano debe reconocer que ejerciendo ciudadanía, definitivamente podría fortalecer una estructura social debilitada. La reflexión axiológica debe ser una alternativa constante en todo espacio educativo.

Dicha reflexión debería ser promovida a través de momentos donde el sujeto pueda construir su autoestima, ello como fin ulterior a partir de un proceso que le permita reflexionar, construir sus propias visiones del mundo y de la vida en general, que le permita al sujeto reconocer lo humano a través de su esencia como individuo, que le permitirá gozar de manera responsable de su autonomía y dignidad que como ser humano le corresponde. Cuando una persona es capaz de construir consideraciones acerca de realidades sociales y a su vez es capaz de ofrecer respuesta a las problemáticas que le aquejan, seguramente será capaz también de vivir en armonía consigo mismo y con el resto de sus conciudadanos.
Ahora bien, se debe plantear entonces que, los momentos o espacios educativos, donde el sujeto tendrá la posibilidad de construir, reconocerse, identificar y transformar, es decir de educarse, no están reducidos exclusivamente a la escuela. La familia, es ese lugar donde definitivamente el individuo entra en su fase de socialización inicial, es allí donde se reconocen las diferentes pautas de comportamiento, valores y principios que le permitirán desenvolverse en sociedad.

La familia es el lugar donde el sujeto recibe información a través de las relaciones con el resto de las personas que hacen vida en ese determinado núcleo. Las relaciones entonces conllevan una carga de afectividad importante, donde los logros o tropiezos, van a estar determinados por vínculos afectivos entre los adultos y los niños. En la sociedad contemporánea, la familia se encuentra atravesando por una crisis, dicha situación, está definitivamente limitando el poder de formador que la familia tiene, desembocando entonces en una formación negativa de la personalidad del sujeto contemporáneo.

Savater (1997) plantea que una causa de dicha crisis pudiera estar relacionada con el carácter juvenil de la sociedad contemporánea. Es decir, a propósito de la necesidad vertiginosa de preservar la juventud de la cual la sociedad está siendo testigo, donde el respeto por la experiencia de lo antiguo, la riqueza y la fortaleza que reside en las personas mayores está siendo dejada de lado, la autoridad que el adulto debería representar, se está diluyendo en relaciones joviales y un tanto libertinas, padres o representantes que siendo amigos de sus hijos, figuras joviales, están olvidando su importante responsabilidad en la formación de las generaciones jóvenes.

Lo importante entonces es manifestar que dentro de las familias alguien tiene que ser adulto y dejar de lado la obsesión por alcanzar la juventud eterna, reconociendo que la madurez es fuente de riqueza espiritual y humana y que, actuando como adultos responsables, pueden definitivamente incidir en la formación responsable de los jóvenes educandos. Entonces, para que ese adulto pueda asumir una conducta coherente y responsable, debe manifestar relaciones basadas en la autoridad. La autoridad debe ser asumida y entendida, como la construcción de relaciones afectivas basadas en el respeto, relaciones donde la dignidad y la autonomía del sujeto sean valoradas por los padres.
En la familia tradicional, la figura de autoridad que asumía el padre, estaba signada por relaciones castrantes e irrespetuosas, por ello, el miedo a transgredir al sujeto en formación, es una característica que Savater también trae a colación en su obra. Es necesario que la familia recupere su espacio, por medio de relaciones basadas en el respeto mutuo, para la formación de ciudadanos conscientes y responsables. El ser humano, necesita desenvolverse en ambientes democráticos, que le permitan ejercer su libertad. La escuela y la familia por lo tanto, deben proponer espacios donde el educando visualice ejemplos de personalidades libres, responsables y autónomas, de lo contrario, los únicos modelos que pudiera identificar serían los ofrecidos por medios de comunicación que poco pudieran coadyuvar con la formación de personalidades conscientes de ejercer ciudadanía responsable.

Es preciso destacar entonces el papel de la libertad dentro de la sociedad contemporánea. Cuando se plantea la necesidad de formar sujetos capaces de vivir en libertad, es preciso reconocer que para ser libres, es necesario también ser disciplinados, en la medida en que los educandos puedan establecer mecanismos para relacionarse colectivamente, respetando entonces las virtudes y señalándolas como guías de vida, en esa medida se podrá decir que definitivamente espacios democráticos, dialógicos y de respeto hacia la alteridad, están siendo construidos debido a las relaciones en libertad que se construyen en el seno de la sociedad.

Ahora bien, dentro de esa misma estructura social entonces el planteamiento que debe signar cada una de las acciones educativas, es interesarse por la formación integral del educando, donde los conocimientos técnicos vayan a la par de los conocimientos que ayudan a la humanización del ser humano, sobretodo, en una sociedad tecnócrata, donde el auge de las tecnologías y su supremacía por encima de cualquier otra área del saber, se encuentran amenazando todo proceso educativo que tenga como fin formar personas capaces de educar sus emociones, para hacer uso efectivo y coherente de los avances tecnológicos que a la par van sucediendo. La necesidad es clara entonces, vivir la vida con autonomía, libertad y responsabilidad, considerando que los seres humanos deben relacionarse con sus semejantes para construir conocimiento, para construir sociedades justas, donde la equidad esté presente en cualquiera de sus prácticas.

El reto debe centrarse en la consideración de entender el mundo como una aldea global y entender que los sujetos son ciudadanos del mundo, donde cada acción que lleven a cabo va a tener repercusiones e implicaciones globales, más allá de cualquier frontera. La necesidad es promover en la enseñanza la pluralidad axiológica y el respeto; y estar conscientes de manera que la educación va a permitir ulteriormente la obtención de sujetos y colectivos que respondan al modelo de sociedad que se aspira obtener.

Para ello, es importante sensibilizar de manera permanente, desde las distintas esferas de la sociedad, dejando de manifiesto que hoy en día hablar de nacionalismo es olvidar que del hambre en África y de las riquezas y avances tecnológicos es responsable el mundo entero, con sus acciones y con sus omisiones. El día en que los sujetos del mundo entero comprendan que están construyendo la sociedad del mundo entero, ese día podrá entonces decirse que el ser humano es humano en cualquier parte del mundo, pues el bien es bien independientemente del territorio donde se encuentre ubicado espacial y temporalmente.

Lara (s/f), por su parte plantea que para poder reflexionar sobre la pluralidad axiológica, hay que estar consientes que se pudiera estar persiguiendo una “utopía” ello lo considera puesto que plantea que en la actualidad ningún Estado, modelo o colectivo, realmente puede plantear que en efecto está establecido en su estructura un modelo de pluralidad consensuado y respetado por todos los seres humanos que hacen vida en determinado contexto. Sin embargo la invitación es a entender que teniendo claro un punto de partida, aquí definido como la erradicación de las fobias sociales hacia la consolidación de sociedades plurales, es más fácil generar y promover líneas de acción desde los distintos contextos sociales.

Específicamente, en la realidad venezolana, el preámbulo de la Constitución (1999) señala los siguientes valores:

“(…)  una sociedad democrática, participativa y protagónica, multiétnica y pluricultural en un Estado de justicia, federal y descentralizado, que consolide los valores de la libertad, la independencia, la paz, la solidaridad, el bien común, la integridad territorial, la convivencia y el imperio de la ley para esta y las futuras generaciones; asegure el derecho a la vida, al trabajo, a la cultura, a la educación, a la justicia social y a la igualdad sin discriminación ni subordinación alguna; promueva la cooperación pacífica entre las naciones e impulse y consolide la integración latinoamericana de acuerdo con el principio de no intervención y autodeterminación de los pueblos, la garantía universal e indivisible de los derechos humanos, la democratización de la sociedad internacional, el desarme nuclear, el equilibrio ecológico y los bienes jurídicos ambientales como patrimonio común e irrenunciable de la humanidad (…)”. (Pág. 1).

Dichos valores morales, podrían ser considerados como punto de partida hacia la búsqueda de construir y promover estructuras donde los seres humanos se encuentren en las diferencias respetando y velando por el resguardo de la dignidad humana, respetando la diversidad desde todo punto de vista y construyendo consensuadamente una estructura social digna para todos los ciudadanos.


Referencias Bibliográficas

Asamblea Nacional de Venezuela. (1999) Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Gaceta Oficial de la República de Venezuela.
Frondizi, R. (1958). ¿Qué son los valores? (Introducción a la Axiología). Fondo de Cultura Económica, México.
Lara, T. (s/f). Pluralismo axiológico: libertad de educación y elección educativa. Universidad de la Sabana. Facultad de Educación. España.
Savater, F. (1997). El Valor de Educar. Editorial Ariel. S.A. Barcelona.

1 comentario:

Myself dijo...

deberías escribir más...seguido..